Érase un rico comerciante que tenía 4 esposas.
A la cuarta esposa era a la que más quería.
Le compraba lujosos vestidos y caros alimentos.
La trataba con todo esmero y le daba todo lo mejor.
A la tercera esposa también la quería mucho.
Estaba muy orgulloso de ella y le gustaba presentarla a sus amistades.
Pero vivía con la angustia de que pudiera irse con otros hombres.
A su segunda esposa la tenía en gran estima.
Es una esposa paciente, amable y es su confidente.
Cuando el comerciante tenía problemas siempre la buscaba para que le ayudara a solucionarlos.
Su primera esposa es su compañera leal y contribuyó grandemente a conservar su riqueza y a cuidar de su casa.
Pero el comerciante no la quería y no le hacía gran caso.
Un día, el comerciante enfermó. Sabía que iba a morir pronto. Pensó en su vida lujosa y se dijo: "Ahora tengo 4 esposas conmigo. Cuando muera estaré solo. ¡Qué solo estaré!
Así que llamó a la cuarta esposa y le dijo: "Te he querido más que a ninguna, te he colmado de ropas y cuidados. Ahora que voy a morir, ¿quieres seguirme y acompañarme? "De ninguna manera", le contestó y se largó.
Esta respuesta fue como una puñalada en su corazón.
Se dirigió a la tercera esposa y le dijo:" Te he querido mucho a lo largo de mi vida. Ahora que voy a morir, ¿quieres seguirme y acompañarme? "No. La vida aquí es bonita y me volveré a casar cuando mueras", le contestó la tercera esposa.
Su respuesta heló su corazón.
Después llamó a la segunda esposa y le dijo: "Siempre te he pedido ayuda y siempre me la has ofrecido. Ahora necesito tu ayuda una vez más. Voy a morir, ¿quieres seguirme y acompañarme? Lo siento, esta vez no puedo ayudarte", le contestó. "Lo único que puedo hacerte es llevarte hasta la tumba." El comerciante se sintió devastado.
Entonces oyó una voz que decía: "Yo iré contigo. Te seguiré a donde quiera que vayas". El comerciante abrió los ojos y allí, a su lado, estaba su primera esposa. Estaba tan esquelética como si le hubiera faltado el alimento durante días. Muy triste, el comerciante le dijo: "Debería haberte cuidado mucho mejor mientras pude hacerlo".
Todos tenemos 4 esposas a lo largo de la vida.
Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo. Por más tiempo y esfuerzos que le dediquemos, nos dejará a la hora de la muerte.
Nuestra tercera esposa son nuestras posesiones, nuestra posición social, nuestras riquezas... A la muerte pasarán a manos de otros.
Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos. Por más unidos que hayamos vivido, sólo pueden acompañarnos hasta la tumba.
Nuestra primera esposa es nuestra alma. Casi siempre abandonada en nuestra búsqueda de lo material, del dinero, del prestigio y de los placeres..
1 comentario:
Fìjate que es una super-reflexiòn esta...excelente
abrazos
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