jueves, 9 de julio de 2009

COMO FUÉ ?

No se de quien es, pero de pequeña aprendi a recitarlo y quiero que lo conozcais, besos.


¿Que cómo fue, señora...?
Como son las cosas cuando son del alma.
Ella era linda y él era muy hombre,
y yo la quería y ella me adoraba;
pero él, hecho sombra,
se me interponía y todas las noches
junto a la ventana fragantes
manojos de rosas había y rojos claveles
y dalias de nácar.
Y cuando las sombras cubrían
las cosas y en el ancho cielo la luna brillaba,
de entre las palmeras brotaba
su canto y como una flecha a su casa llegaba.
¡Cómo la quería!
Cómo le cantaba sus ansias
de amores y cómo vibraba
con él su guitarra.
Y yo tras las palmas con rabia le oía
y entre canto y canto colgaba una lágrima.
Lágrima de hombre, no crea otra cosa,
que los hombres lloran como las mujeres
porque tienen débil, como ellas, el alma.
No puedo evitarlo, la envidia es muy negra
y la pena de amor es muy mala,
y cuando la sangre se enrabia en las venas
no hay quien pueda, señora, calmarla...
Y una noche, lo que hacen los celos,
lo esperé allá abajo, junto a la cañada;
retumbaba el trueno, llovía, y el río,
igual que mis venas hinchado bajaba.
Al fin a lo lejos lo vi entre las sombras,
venía cantando su loca esperanza,
en el cinto colgaba el machete,
bajo el brazo la alegre guitarra.
Llegó hasta mi lado, tranquilo, sereno,
me clavó con los ojos su fría mirada;
me dijo: -¡Me espera?...
Le dije: -¡Te espero!
y no hablamos más, ni media palabra.
Que era bravo el hombre,
cual los hombres machos,
y los hombres machos pelean, no hablan.
¡Cómo la quería...!
El machete dijo su amor y sus ansias,
roncaba su pecho,brillaban sus ojos,
y entre golpe y golpe ponía su alma.
No fue lucha de hombres, fue lucha de toros,
eso bien lo sabe la vieja cañada,
pero más que el amor y el ensueño
pudieron la envidia y la rabia,
y al fin mi machete lo dejó
tendido sobre su guitarra...
No tema, señora, con cosas pasadas...
Todavía en el suelo me dijo llorando:
¡Quiérela... que es buena...!
Quiérela... como yo la he querido¡
Quiérela... que es santa...
que aunque muero...
la llevo metida en el alma!
Y tuve celos, señora, del que así me hablaba,
y tuve celos de aquel que moría
y aun muriendo la amaba...
Y la sangre cegó mis pupilas
y el machete en la mano temblome
con rabia y lo hundí en su pecho
con odio y con furia
y rasgué su carne buscándole el alma...
Porque en el alma se llevaba mi hembra...
y yo no quería que se la llevara.