viernes, 25 de septiembre de 2009

ODA AL AMOR


Amor, hagamos cuentas.
A mi edad no es posible engañar o engañarnos.
Fui ladrón de caminos, tal vez no me arrepiento.
Un minuto profundo,una magnolia rota por mis dientes
y la luz de la luna celestina.
Muy bien, pero, el balance?
La soledad mantuvo su red entretejida
de fríos jazmineros y entonces la que llegó
a mis brazos fue la reina rosadade las islas.
Amor,con una gota,aunque caiga durante toda y toda la nocturna primavera no se forma el océano y me quedé desnudo,
solitario, esperando.
Pero, he aquí que aquella que pasó por mis brazos
como una ola, aquella que sólo fue un sabor
de fruta vespertina,de pronto parpadeó como estrella,
ardió como paloma y la encontré en mi piel
desenlazándose como la cabellera de una hoguera.
Amor, desde aquel día todo fue más sencillo.
Obedecí las órdenes que mi olvidado corazón me daba
y apreté su cintura y reclamé su boca con todo el poderío
de mis besos,como un rey que arrebata con un ejército
desesperado, una pequeña torre donde crece
la azucena salvaje de su infancia
.Por eso, Amor, yo creo que enmarañado y duro
puede ser tu camino,pero que vuelves de tu cacería
y cuando enciendes otra vez el fuego,
como el pan en la mesa, así, con sencillez,
debe estar lo que amamos.
Amor, eso me diste.
Cuando por vez primera ella llegó a mis brazos,
pasó como las aguas en una despeñada primavera.
Hoy la recojo. Son angostas mis manos pequeñas
las cuencas de mis ojos para que ellas reciban
su tesoro, la cascada de interminable luz, el hilo de oro,
el pan de su fragancia que son sencillamente,
amor, mi vida.
P. Neruda.